Diez puntos clave que los equipos deberían poseer si pretenden levantar la Copa Webb Ellis el 23 de octubre.
1) Tener un pateador efectivo
Sin
duda que los tries son lo que más amplifica un tanteador, pero no hay
que desaprovechar los penales. Cada uno de los equipos que salieron
campeones en las distintas Rugby World Cup ha tenido un pateador con una
precisión aguda: Grant Fox en 1987, Michael Lynagh en 1991, Joel
Stransky en 1995, Matthew Burke en 1999, Jonny Wilkinson en 2003 y Percy
Montgomery en 2007.
2) Contar con un pack de forwards imponente
Ya
sea un equipo favorito, o no, todos los aspirantes al título deberán
tener un pack de forwards determinado a conseguir pelotas de calidad y
que sepa mantener la posesión de la misma cuando el partido lo requiera.
3) Un poco de suerte
Todo
equipo campeón necesita contar con un poco de suerte. Australia en 1991
estuvo a punto de ser eliminada del torneo por el try del
irlandés Gordon Hamilton en el partido correspondiente a los cuartos de
final del torneo, hasta que Michael Lynagh encendió la llama de la
esperanza y marcó el try ganador. ¿Solo suerte? ¿o es este un caso en
donde “lo más que practico, más suerte me trae”, como alguna vez dijo el
golfista Gary Player?
4) Tener formaciones precisas
¿Quién fue el jugador más sobresaliente de la campaña de los Springboks en
2007? ¿El velocísimo wing Bryan Habana? ¿El gigante Schalk Burger? ¿O
el segunda línea Victor Matfield? Con el experimentado jugador de los
Blue Bulls garantizando pelotas aéreas, el plan estratégico de los boks tenía una base sólida.
5) Saber cuándo hacer los cambios
En
el 2003, se esperaba que Inglaterra superara sin muchas dificultades a
Gales en los cuartos de final, para luego encontrarse con Francia en las
semifinales. Sin embargo, los galeses tenían otros planes en mente y
esperaban poder arruinar las chances del XV de la Rosa. El
entonces entrenador Clive Woodward hizo ingresar a Mike Catt y su olfato
técnico, para revivir a una Inglaterra que se encontraba contra las
cuerdas. Su actuación en cuartos hizo que Catt disputara también la
semifinal contra los franceses.
6) Explotar las virtudes del equipo
Inglaterra
llegó a la final de 1991 con un pack de forwards que sacó adelante los
partidos frente Francia y Escocia. Pero en la final, cambiaron su plan
de juego, y comenzó a querer jugar la pelota de lado a lado en el campo
de Twickenham. Esto fue algo que benefició a los australianos, que pese a
haber utilizado ese esquema en partidos anteriores, decidieron apelar a
un estilo más pragmático en la final y ganaron marcando el único try
del encuentro, producto de la potencia de su primera línea.
7) Preparación, preparación, preparación
Cuando
Inglaterra dio a conocer su itinerario para los partidos del verano de
2003, parecían ser partidos muy duros, considerando que se trataba del
año de la Copa Mundial de Rugby. Jugar de visitante contra Nueva Zelanda
y Australia no es algo sencillo. El equipo en ese entonces capitaneado
por Martin Johnson terminó ganando en la final en Sydney, enterrando a
los pesimistas que pensaban que no podrían hacerlo. Los ganadores deben
también llegar en su máximo nivel en el momento justo.
8) Tener hinchas de alto perfil
Inglaterra
contó con la presencia del Príncipe Harry en las gradas del Telstra
Stadium australiano, mientras que Sudáfrica, en 1995, contó con el apoyo
de Nelson Mandela, y con ellos, todo un país detrás. Cuando un
periodista de televisión le pregunto al capitán Francois Pienaar su
opinión acerca del público que acompañó a los Springboks, él dijo: “Hoy no tuvimos el apoyo de 63.000 personas sudafricanas, nos apoyaron 42 millones de sudafricanos”.
9) Un pequeño general
Es
común que los aperturas se lleven todos los aplausos por parte de la
gente. Son de alguna manera la cara más visible de las jugadas más
lucidas en la línea de tres cuartos. Pero quien oficia de nexo entre un
pack de forwards, que presenta pelotas de calidad para salir jugando, y
los veloces backs, que marcan los puntos, son quienes usan la camiseta
número nueve, rápidos mentalmente y escurridizos como George Gregan en
1999, por citar un ejemplo.
10) Tener un factor sorpresa
La
Magia, una genialidad o la calidad innata. Todo XV campeón necesita un
jugador que pueda hacer lo que uno menos espera en el momento justo. No
solo se trata de quien puntea las listas de trymen, pero sí de uno que
pueda hacer algo para dar vuelta un resultado en contra y ponerlo a
favor. Piensen en Michael Jones en 1987, rápido y explosivo para ser un
tercera línea; David Campese en 1991, inalcanzable para sus rivales; Tim
Horan en 1999, pieza clave tanto en defensa como en ataque; Richard
Hill en 2003, solo pudo jugar tres partidos pero uno de ellos fue la
final o Bryan Habana en 2007, veloz y al 100% de sus cualidades técnicas
durante la competencia.
fuente:rugbyworldcup.com
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