La sociedad de la nieve , de Pablo Vierci, recoge en primera persona los testimonios de los 16 supervivientes del accidente aéreo de Los Andes en 1972
Durante más de dos meses los 16 supervivientes del vuelo estrellado en Los Andes en 1972 superaron todas las adversidades. Todos los daban por muertos. De hecho, muchos fallecieron en el accidente, otros en la montaña. Pero 16, en su mayoría jovenes componentes de un equipo de rugby, lograron el milagro. Conocidos como los "viven", conmocionaron al mundo al confesar que tuvieron que comer carne humana para sobrevivir. 37 años después, cuentan su historia en primera persona a Pablo Vierci, autor de La sociedad de la nieve .
Aseguran que no fueron al psicólogo. Y que vivieron felices. El 13 de octubre de 1972 un avión con 45 pasajeros, en su mayoría jóvenes componentes de un equipo de rugby, se estrelló en la cordillera de Los Andes. Días después todos los daban por muertos pero 16 sobrevivieron.
A cuatro mil metros de altura, solos, sin abrigo ni comida, sin instrumentos de montaña, a 20 grados bajo cero, viendo como morían algunos de sus compañeros, los 16 se aferraron a la vida y "formaron una auténtica sociedad", un verdadero equipo. Así se cuenta en La Sociedad de la nieve , de Pablo Vierci, cuya amistad con los supervivientes -eran compañeros del mismo colegio- le ha valido para conseguir todos los testimonios 37 años después del suceso y tras otras publicaciones como Viven , nombre con el que se les conoce desde entonces.
"Se sabía que pasó, pero no que nos pasó", cuenta el autor en la presentación del libro este jueves en la Casa América de Madrid, junto al periodista de RNE, Carlos Santos, y los supervivientes Daniel Fernández, Javier Methol y Tintín Vizintín. "Hacía falta que los 16 hablaran en primera persona, por eso se tardó tanto tiempo. Ahora sale lo trascendete, lo relevante", afirma Vierci, que se pregunta donde está la frontera entre lo posible y lo imposible.
La "sociedad de la nieve"
"Ellos exploraron no sólo territorios físicos sino también interiores. Eso es la sociedad de la nieve, encontrar el territorio interior que todos tenemos, y ellos nos lo muestran a través de hechos, de humildad", añade.
"Viven era un libro de acción, este es de sabiduría y madurez" comenta Santos, quien se refiere al suceso como "la historia periodística por excelencia" porque "atañe a elementos sustanciales de la sensibilidad, de la relación del hombre con el mundo, de la existencia humana". Daniel Fernández cuenta su propia historia. El era de los que del fuselaje. Los que contenían las emociones y construían "la sociedad" mientras Vicentín y los otros exploradores se enfrentaban a la montaña.
Antes de partir, su madre le había dejado el postre congelado en la nevera para la vuelta. Y ahí estaba setenta y tres días después. "Me estaba esperando, algunas noches creo que me comunicaba con ella", confiesa.
"Vicentín demuestra que el imposible no es tal, que sólo está en nuestra mente". Con esas palabras lo presenta Vierci. Él se quita méritos: "Tanto la fuerza como la inteligencia son importantes. Funcionamos como equipo. Nada era fácil, cada uno fue un líder en la posición que ocupó". Y así cuenta, como si fuera lo más normal del mundo, que después de la expedición de dos días, tuvo que hacer en solitario el camino de vuelta.
"Salvados por el amor"
La de Methol, es la historia que más emociona. Era el mayor y no estaba solo, sino con su mujer, la única mujer superviviente. "Liliana era la madre de todos", comenta.
Pero un alud la enterró bajo la nieve, junto a otros siete. Él sabe porque se salvó: "Mi objetivo era entregar el amor de la madre a mis cuatro hijos". "Sabía que iba a volver", comenta, "el amor fue los que nos salvó a todos". Ninguno da importancia ya al hecho que conmocionó a la sociedad: se tuvieron que alimentar de carne humana, de sus amigos ya fallecidos. "Javier, tu tienes 4 hijos, toma como si fuera el cuerpo de Cristo", le dijeron a Methol para convencerle.
Y fueron felices
En la actualidad, la "sociedad de la nieve" sigue funcionando a través de la fundación Viven. "Desde hace seis años llegan a la web multitud de correos de gente que quiere encontrar el rumbo a su vida", afirma Vierci, y añade: "No piden ayuda a psicólogos, filósofos, médicos o religiosos, sino a gente sencilla". Y es que ellos tampoco la pidieron. "La vida fue totalmente normal, sólo me molestó al principio la sobreprotección de la familia porque pensaban que estaba mal y no era así", asegura Fernández.
Fuente: Estrella digital.es
Durante más de dos meses los 16 supervivientes del vuelo estrellado en Los Andes en 1972 superaron todas las adversidades. Todos los daban por muertos. De hecho, muchos fallecieron en el accidente, otros en la montaña. Pero 16, en su mayoría jovenes componentes de un equipo de rugby, lograron el milagro. Conocidos como los "viven", conmocionaron al mundo al confesar que tuvieron que comer carne humana para sobrevivir. 37 años después, cuentan su historia en primera persona a Pablo Vierci, autor de La sociedad de la nieve .
Aseguran que no fueron al psicólogo. Y que vivieron felices. El 13 de octubre de 1972 un avión con 45 pasajeros, en su mayoría jóvenes componentes de un equipo de rugby, se estrelló en la cordillera de Los Andes. Días después todos los daban por muertos pero 16 sobrevivieron.
A cuatro mil metros de altura, solos, sin abrigo ni comida, sin instrumentos de montaña, a 20 grados bajo cero, viendo como morían algunos de sus compañeros, los 16 se aferraron a la vida y "formaron una auténtica sociedad", un verdadero equipo. Así se cuenta en La Sociedad de la nieve , de Pablo Vierci, cuya amistad con los supervivientes -eran compañeros del mismo colegio- le ha valido para conseguir todos los testimonios 37 años después del suceso y tras otras publicaciones como Viven , nombre con el que se les conoce desde entonces.
"Se sabía que pasó, pero no que nos pasó", cuenta el autor en la presentación del libro este jueves en la Casa América de Madrid, junto al periodista de RNE, Carlos Santos, y los supervivientes Daniel Fernández, Javier Methol y Tintín Vizintín. "Hacía falta que los 16 hablaran en primera persona, por eso se tardó tanto tiempo. Ahora sale lo trascendete, lo relevante", afirma Vierci, que se pregunta donde está la frontera entre lo posible y lo imposible.
La "sociedad de la nieve"
"Ellos exploraron no sólo territorios físicos sino también interiores. Eso es la sociedad de la nieve, encontrar el territorio interior que todos tenemos, y ellos nos lo muestran a través de hechos, de humildad", añade.
"Viven era un libro de acción, este es de sabiduría y madurez" comenta Santos, quien se refiere al suceso como "la historia periodística por excelencia" porque "atañe a elementos sustanciales de la sensibilidad, de la relación del hombre con el mundo, de la existencia humana". Daniel Fernández cuenta su propia historia. El era de los que del fuselaje. Los que contenían las emociones y construían "la sociedad" mientras Vicentín y los otros exploradores se enfrentaban a la montaña.
Antes de partir, su madre le había dejado el postre congelado en la nevera para la vuelta. Y ahí estaba setenta y tres días después. "Me estaba esperando, algunas noches creo que me comunicaba con ella", confiesa.
"Vicentín demuestra que el imposible no es tal, que sólo está en nuestra mente". Con esas palabras lo presenta Vierci. Él se quita méritos: "Tanto la fuerza como la inteligencia son importantes. Funcionamos como equipo. Nada era fácil, cada uno fue un líder en la posición que ocupó". Y así cuenta, como si fuera lo más normal del mundo, que después de la expedición de dos días, tuvo que hacer en solitario el camino de vuelta.
"Salvados por el amor"
La de Methol, es la historia que más emociona. Era el mayor y no estaba solo, sino con su mujer, la única mujer superviviente. "Liliana era la madre de todos", comenta.
Pero un alud la enterró bajo la nieve, junto a otros siete. Él sabe porque se salvó: "Mi objetivo era entregar el amor de la madre a mis cuatro hijos". "Sabía que iba a volver", comenta, "el amor fue los que nos salvó a todos". Ninguno da importancia ya al hecho que conmocionó a la sociedad: se tuvieron que alimentar de carne humana, de sus amigos ya fallecidos. "Javier, tu tienes 4 hijos, toma como si fuera el cuerpo de Cristo", le dijeron a Methol para convencerle.
Y fueron felices
En la actualidad, la "sociedad de la nieve" sigue funcionando a través de la fundación Viven. "Desde hace seis años llegan a la web multitud de correos de gente que quiere encontrar el rumbo a su vida", afirma Vierci, y añade: "No piden ayuda a psicólogos, filósofos, médicos o religiosos, sino a gente sencilla". Y es que ellos tampoco la pidieron. "La vida fue totalmente normal, sólo me molestó al principio la sobreprotección de la familia porque pensaban que estaba mal y no era así", asegura Fernández.
Fuente: Estrella digital.es
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