miércoles, 6 de mayo de 2009

II CONCURSO DE RELATOS CORTOS DE RUGBY: CIGARRILLOS, WHISKY Y MUÑEQUITAS


Junkal nos trae, un relato corto de como se hizo jugadora una muchacha...

Mi papá cantaba desentonado y con el ritmo cambiado. Tenía el oído en el culo, según decía.

Pero en el coche cantaba muchas veces. Sus canciones eran incomprensibles porque si mamá estaba delante le pegaba en el pescuezo al llegar a ciertas partes de las letras y tarareaba entonces.

-No eres ya un crío y no estás entre tus amigotes –decía mamá y me miraba a mí, sentada en el asiento de atrás, pidiendo mi aprobación pero yo sabía que las canciones de papá eran canciones de autobús, de cuando iba con el equipo de rugby de un lado a otro, yo quería oírlas enteras, aunque las palabras omitidas eran fáciles de adivinar-.

Cuando íbamos de Irún a Biarritz o a Bayona a ver partidos de rugby, a esas horas en que juegan los franceses así que comíamos los bocadillos que nos preparaba mamá durante el primer tiempo, papá cantaba en francés y se esforzaba en entonar inútilmente: “Cigarettes, whisky et petites poupées...” –repetía incansablemente hasta que aparcaba.

Luego del partido, me llevaba a saludar a unos amigos –“¿Por qué habéis tardado tanto? Preguntaba mamá después. He estado saludando a unos amigos, decía él”-, a un lugar agradablemente perfumado en que unas chicas rubias jugaban conmigo a las cartas a ese juego de las 7 familias y al que yo les ganaba siempre, mientras papá le llamaba poupée a otra chica rubia que le servía un whisky “con mucho hielo, que tengo que conducir” y luego se iban a fumar un cigarrillo

–Papá siempre se escondía para que yo no le viera fumar-, luego los dos regresaban riéndose y papá y yo volvíamos cantando a dúo: “Cigarettes, whisky et petites poupées...”


-¡Antes puta que jugadora de rugby! –Me dijo mamá, cuando le pedí que me comprase unas botas de tacos por primera vez.

Papá ya había muerto en el accidente al regresar de Biarritz una noche en que llovía mucho y hacía frío por lo que se había tomado un poco más de whisky del habitual el pobre-.


Pero me las compró. Empezó a llevarme a los entrenamientos. Luego vino a los partidos. Nos ayudaba a preparar el tercer tiempo. Un día trajo ropa de deporte y corrió con nosotras.

Se hizo habitual e incluso intentaba suplir las ausencias del siempre escaso número de chicas que participaba en nuestros entrenos.

Un día me dijo que iba a hacerse ficha para jugar en el equipo:


- Antes puta que talona –le dije.

No se hizo ficha de jugadora pero es la delegada y ahora ella conmigo cierra los terceros tiempos, luego cogemos un taxi y vamos a casa cantando –los taxistas ya no nos miran con cara de pasmados-: “Cigarettes, whisky et petites poupées...”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonito, y breve que alguno de los anteriores se alargaban mas de la cuenta para mi gusto.
Mis felicitaciones.

Piler Toledano.

Anónimo dijo...

Me gusto mucho,enhorabuena.