Nueva Zelanda quedó a un paso de coronarse en el Tres naciones después de superar por 20 a 10 a Australia y alzarse con la Bledisloe Cup. Esta vez no brilló, pero su jerarquía y efectividad le permitieron sumar un nuevo éxito.
KAPA O PANGO
KAPA O PANGO
Había mucho en juego para ambos, ya que el local podía resolver la cuestión cuatro fechas antes del cierre oficial del torneo y la visita intentaba alcanzar un triunfo que lo deje a tiro en el campeonato y le permitiera revertir la pálida imagen dejada en Brisbane siete días atrás.
Con ese panorama los primeros minutos fueron vibrantes. A los 7, Mils Muliaina -el mejor jugador de este Tres Naciones- aprovechó una buena jugada de los backs tras un lineout y apoyó en una de las puntas para abrir la cuenta.
La respuesta llegó al toque, luego que Nathan Sharpe habilitará a Kurtley Beale, para que éste rompiera como un toro por el centro y establezca la igualdad. A esa altura cualquier error se pagaba en el ingoal y más si enfrente están los que visten de negro.
Y esa acción llegó por meritos propios, después de una excelente maniobra colectiva que involucró a Weepu, Kieran Read, Muliaina y al aporte de Carter, para que Conrad Smith se filtrará y le pusiera la guinda a una jugada digna de poner en un cuadrito.
La posterior conversión del apertura dejaba las cosas 14 a 7 para un Graham Henry que se mostraba exultante.
Allí el partido entró en una leve meseta y la fricción ganó la escena. Ante esa paridad, los pateadores tomaron el protagonismo y Giteau cambió por puntos un penal para quedar cuatro puntos abajo.
Pese a que los wallabies lo intentaron, no pudieron vulnerar la solidez defensiva adversaria y cuando el primer tiempo se moría apareció la pericia del 10 local para cerrar el parcial con un 17 a 10 en la chapa.
En el complemento los de amarillo tomaron la iniciativa, pero carecieron de ideas para romper esa muralla defensiva impuesta por los locales. Encima Giteau se quedó cortó en la única opción clara que tuvo para el descuento, mientras que su rival hacia su negocio jugando con los nervios de Robbie Deans y compañía.
Ante esa ineficacia, Carter volvió a golpear con su pie a falta de diez minutos para el cierre para quedar a salvo de un eventual try convertido.
Con esa tranquilidad y sabiéndose superior, los All Blacks dejaron que el tiempo pase para quedarse con una nueva edición de la Bledisloe Cup y dejar prácticamente resuelto el torneo con una nueva muestra de superioridad que, a un año del mundial, asusta.
FUENTE: RUGBYFUN
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